domingo, julio 14

Vecino

Sentado en un banco de la plaza más cercana
estabas escuchando música
o tal vez un partido transmitido desde una radio nacional
estabas ahí, marcando todo con tu presencia 
irradiando algo
abandonando tus energías ahí
para mi, 
que te miré hasta que contaste tus monedas y compraste un super ocho,
y te fuiste, todos los días ahí y después no estás
y yo te miro, te miro
como si un día de estos fueses a hablarme,
a regalarme tu super ocho,
a contarme el resultado del partido,
a mostrarme una canción nueva,
a notar mi vaga presencia en tu presente
en el que estoy ausente,
y solo bastaría un gesto para abandonar todo
un saludo y me deshago en súplicas
para que me dejes tocar tu pelo en las mañanas
o al menos darte una taza de té,
es que tu no sabes cuanto tiempo llevo parada aquí,
soy lo suficientemente valiente para admitir
que soy muy cobarde para dedicarte una sonrisa,
pero algún día va a nacer
esa valentía va a nacer
y al menos serás mi amigo,
o una suerte de hombre a mi lado,
a mi lado, a este lado,
al lado izquierdo inimaginable
en la casa en la puerta de al lado
con la mascota de al lado y la mujer de al lado
tu a ese lado y yo a este sin azúcar ni café,
esperando que me ofrezcas al menos endulzarme la tarde
y luego las mañanas y las noches,
hasta que desaparezca.

domingo, julio 7

Diario - 6

I

Esto es más débil de lo que creiamos
se pudrió antes de que terminaramos de comerlo
un pedazo de manzana más,
un pedazo de pera,
un pedazo de espera
regálame la paciencia para esperar
a que te bajes del bus,
que pronto me voy a ir a caminar por manzanas distintas
y tu no quisiste abrir la puerta para los dos.

II

Se te cayó
no lo recogiste a tiempo
se perdió
recorriste todo el camino de vuelta
y ya no estaba ahí,
¿lloraste?
Yo no,
yo no sé llorar,
mi pena se me acumula en el pecho eterno
es la sangre,
la misma que se escabulle por mis venas
y conoce todo mi cuerpo.

III

Esta es la carta abierta a mi destino
la espera de pera sincera
la manzana europea que me llama al camino
la sandía que me comí en el verano
esa tarde de enero con flores rojas,
este invierno gris,
mis botas mojadas por la lluvia
mi pelo mojado por la ducha
el calor, el vapor, el olor
el sabor que no voy a volver a probar
esa piel que no volveré a tocar
es una historia que no voy a poder contar.

Es muy fácil decirlo
aunque no lo entiendo
es así como se describe
lo más parecido que he tenido a un final.