miércoles, marzo 10

Unicornio

El olor a rosas hoy no existe,
se acaba el dulce sonido de la calle,
no entiendo como existen gatos de arrabal,
a esta edad.

Un hombre llamado Silvio,
un día perdió un unicornio particular.
Además de azul, no debe haber otro en este lugar.
A excepción del mío, que tiene un cuerno bajo la mollera.

El con su uniconio hicieron amistad,
lo que es yo, de enemigos, mucho.
Conversaciones pocas, más que nada peleas.

Unicornio morado, de ojos apagados.
Insiste en pedirme ayuda para poder caminar,
cuando el solo puede volar.

Me insiste también, en que me atreva al dulce encanto,
de extraños ojos curiosos,
que me miran, insidiosos.

Mundito

Para los medios de hoy,
estás medianamente obsoleto,
en mis recuerdos no existen tus silencios,
en mis ojos no están tus arrumacos,
y mi boca no atiende a tu llamado.

Aún así, ultimamente me siento culpable.
Arrepentida, fallida, dolida, seca, quemada.
No por lo que no hice.
Sino por lo que debí hacer.

Yo lo sabía, estaba esperando que esto llegara a mi cabeza.
Desición tomada, pena guardada.
Ojos secos, bocas cerradas.

Cielitos llenitos de nubes.
En un campo repleto de pasto y girasoles.
Con una colina, y en ella un árbol.
Un mundo tranquilo para mi agrietada vida.
Un mundito simple para mi corazón desinflado.