lunes, mayo 13

Zapatos de Charol

Me amarro
En las noches no escucho el maullido de los gatos,
y no me gusta sentir el abrazo frío de la madrugada,
estoy encerrado entre las paredes que han crecido muy cerca de mi sien,
fue entonces cuando la vi,
tenía unos verdes zapatos de charol,
frente a ella una nube que le cubría los ojos..
yo la vi..
la vi, y cuando la vi quise acariciar su pelo con tanta furia,
que sentí como se me desgarraron las palmas de las manos,
intenté salir, aún así, con ese frío,
pero mis esfuerzos no fueron suficientes, pues no lo conseguí,
y aunque lo supe, decidí quedarme ahí,
todas las mañanas despertaba y estaba frente a mi,
con sus zapatos verdes y su pelo azabache.

Pero un día
desperté y no la vi,
no estaba ahí, no había luz,
no estaba su nube, ni su abrigo,
habían un par de palabras rondando en el aire,
nada más.

Traté de salir,
a pesar de todo intenté huir,
y aunque me hice heridas al raspar las paredes..
¡salí!

No pasaron muchos segundos hasta que supe
que estaba atrás de mi,
me di la vuelta,
y mi rostro áspero se reflejó en sus ojos de avellana,
de pronto dió media vuelta,
y caminó hasta que la perdí de vista,
y nunca más la volví a ver.