miércoles, noviembre 28

Carta

Todos los acontecimientos que suceden esta fecha
son los culpables y únicos causantes de mi muerte.
Es probable que en un par de meses no quede más que un espacio de flores secas en algún cementerio podrido y con gusanos.
Estoy llamando a la mala suerte.
O a la buena suerte, también podría ser.
Se nos va a acabar la hora final en un segundo indeterminado.

Esta historia empieza el día en que mi cerebro asimila que no puedo controlar el destino
las cosas van a pasar igual
yo no soy quién para evitarlas, y es este estúpido descubrimiento el que desencadena mi fin.

Es el destino, cuando este teléfono azul vuelva a sonar por la mañana 
mi cuerpo estará tendido sobre el sofá con un montón de comida, alcohol y alguna droga dentro de el.
¿Estaré muerto? Es probable.
Pero no será hasta dos días después que alguien al fin comenzará a extrañarme.

Voy a llorar, voy a llorar tanto tanto
Que mis ojos van a estar secos de tanta sal
Y en mi cuerpo no va a quedar líquido.
Voy a llorar hasta mis fluidos, 
Y voy a morir...

Voy a morir solo.
Siempre quise que no fuera así.