lunes, octubre 29

Diario 3

Estoy empezando a sentir la imperiosa necesidad de amar.
Mi teléfono no ha sonado con ningún motivo meloso hace meses.
Me teñí el pelo innumerables veces para ver si esto cambiaba algo las cosas, intenté cambiar mi dirección, y mi forma de vestir.
Sigo totalmente sola.
Me siento los domingos en la tarde a fumar un cigarro y tomar té en el balcón.

Las miradas furtivas que antes eran amores fugaces en el metro ahora solo son regaños de mujeres que me miran con furia por que pasé a llevar sus bolsos con mis pies.

De verdad, estoy perdiendo la paciencia.
Me cambié de ciudad, de nombre y de apellido.
Cambié el tamaño de mis labios para que encajaran con los tuyos.
Modifiqué mi cintura para que tus manos la moldearan a su voluntad.
He preparado almuerzo para dos cada día del mes desde que se te quedó tu chaqueta acá,
de ese modo cuando regreses a buscarla habrá comida para ambos.

Pero ya van cuatro meses desde que tu chaqueta se quedó acá,
y algo me dice que no vas a venir por ella.

Y es por eso que estoy sintiendo la imperiosa necesidad de amar.

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