jueves, noviembre 22

La otra mitad de la naranja

Tropa de impotentes amantes, cobardes, escondiéndose de las rosas por no pincharse con las espinas, esos que no se atreven a decir lo que sienten y que guardan en el silencio los más lindos poemas, con los que viven y suspiran cada vez que ven a su ser amado (u odiado) en el fondo es igual. Aquel sentimiento extremo, que pocos conocen, sufre y siente, el no poder ser liberado, como una fiera enjaulada en sus corazones.. Aquel sentimiento, odia a su dueño y carcelero, odia la cobardía que invade a su dueño. Poco importa lo que pasa con la persona que es privada de recibir dicho sentimiento. Es poco probable que la persona sienta lo mismo. Cuando esto sucede, la persona que amaba y callaba, a roto la cobardía, el sentimiento sonríe placido de haber logrado su objetivo. En el caso de el amor, es unir a dos seres que en busca de la compañía, que caminan solos y de pronto encuentran a otra persona, otro enamorado con los mismos deseos de tener una mano sobre la suya, de tener unos labios donde posar los suyos, que ama y siente igual que el otro y por el otro. En el caso de el odio, es separar a dos personas a dos polos completamente opuestos, es romper con las amarras que alguna vez pudo haberlos unido y nunca más se ataran de nuevo. Ambos sentimientos, enemigos el uno de el otro, chocan e intentan derribar al otro. Cosa imposible. Por que en el fondo, ¿qué sería el amor sin el odio?¿qué seria de la noche sin el día?¿quién apreciaría la vida si no existiese la muerte? El amor, sería solo una hoja verde mas en un árbol, una estrella mas en el infinito cielo, un algo que nadie apreciaría, por que sería el pan de cada día. No habría faltas de amor, ni exceso de amor. Todo sería igual, parejo.

Amar y odiar es necesario, pero no recomendable.











P.D: Gracias Gato, por ayudarme con este "escrito", cagar ideas, como dices tú.

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