que no me deja tranquila
que no tengo cómo expresar
es censurada todos los días.
Escucho a los gatos llorar,
pedir a la luna comida
también a los perros ladrar
y llamar sin respuesta
la puerta nunca estuvo abierta
la llave alguien la tragó
o el fuego la fundió,
desapareció.
Tengo una verborrea mental
con la que camino a la universidad
y veo televisión.
Y es tan extensa esta tortura mental
que le falta donde escribirse
no puede ni siquiera oírse
ni mucho menos bailar.
Cuando todo se apague en mi cabeza
y mi cuerpo se quede dormido
llamando a todas las puertas
que se quedaron en silencio
en alguna de ellas voy a encontrar
el punto final de mi verborrea mental.
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