jueves, agosto 29

Fotografía

A eso de las cinco y media todo se empieza a ver amarillo
o dorado, no sé, 
el crepúsculo es impuntual
y la gente empieza a multiplicarse en las calles
y caminan no tan rápido y muy curiosos
los colectivos decoran con las luces de sus letreros
hasta que en la noche solo se ven ellos y los faros,
y la gente disminuye hasta que ya no hay nada
hay silencio y unos pocos autos lo interrumpen,
y algunos duermen
otros salen a bailar, a celebrar
cualquier motivo que exista para ser felices
incluso si no lo son, es fácil pretenderlo a oscuras,
las noches siempre terminan con amargura
pero la mañana es alegre y segura,
con luz, té y pan con mantequilla,
con olor a almuerzo y la radio encendida
escuchando tangos al mediodía.



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